domingo, octubre 18

El payaso cara de carne.


Para Superdulce.


Rorrito es un icono cachanilla. Su programa de televisión en los setenta era la única referencia en contenidos para niños en la televisión local. El pequeño set, simulaba una pista de circo, y la bastonera adolescente era la señal que el espectáculo daba inicio. Desde entonces, al tener un bastón en mis manos, no puedo evitar sentirme un poco ella, cosa que buscábamos de pequeñas, trozando ramas de árbol viejo e imitando el dominio de él. Quien conociera a la prima de la amiga de la bastonera de Rorrito era admirado por todos, algo digno de presumir. Después la salida triunfal de Rorrito por la cortina-puerta central, acto que conformaba un ritual diario, de disfrute continuo, como los cuentos que los niños quieren oír una y otra vez.


El programa "El circo de Rorrito" era un desfile de talentos locales, la promesa más cercana para cualquier niño o joven de salir en televisión y ser famosos, cantar o bailar canciones de Parchís, Menudo o Chamos. Rorrito leía llamadas, platicaba con los niños invitados. Simultáneamente a nivel nacional coexistìa Cepillín, Cachirulo, Sofiando con Sofìa Àlvarez y Burbujas, o bien, las caricaturas traducidas como Los Pitufos y Heidi. Para los niños de frontera, que captaban la señales televisivas de Estados Unidos, Rorrito es el antecedente inmediato de Pee Wee Herman.


Sin embargo mi recuerdo de Rorrito en la infancia no se constriñe a su faceta como presentador televisivo, sino a sus presentaciones en fiestas infantiles, donde era lo más esperado tanto para grandes o chicos. Recuerdo en mi fiesta de cumpleaños número cinco, la última, cuando vestida de brujita, me llevaron tras varios minutos de labor de convencimiento a las piernas de Rorrito, e hizo algún truco de magia que me involucraba, y que por la pena de estar frente a tanto niño no disfruté del todo. Tenía una marioneta de un señor cejudo y platicaban entre ellos no sé que cosas que al final todos reían. Luego, lo metía a la maleta, y eso me daba pena, porque nadie tenía derecho de encerrar a nadie en un lugar tan oscuro. Rorrito, a diferencia de Ceplillín, no cantaba ni tenía la voz tipluda. Bromeaba con el invitado o cumpleañero diciéndole cara de carne o yesoraimaifrend chicharrones con papas and betabel.


Aun todos se preguntan que hay detrás del maquillaje de Rorrito, si el hombre que le da vida envejece, porque ya son muchos años divirtièndo a varias generaciones y está igual de vital que en mis recuerdos de hace 30 años. Para mí que le pusieron pilas de las buenas.

5 comentarios:

el memo dijo...

JAMAS olvidare una vez que fui a la tienda.. tenia escasos 8 anios... y vi una VAN, grande, donde hacia el alto para cruzar yo la calle y de pronto lo vi...... DETRAS DEL VOLANTE... era EL!!! el , CERCA DE MI CASA!!!! recuerdo que lo salude y el a mi.. es un momento que siempre recuerdo de rorrito.. jejeje.... POR CIERTO... que bueno fue verte en el ENCUENTRO DEL SON :D

Anónimo dijo...

yo creo q ese señor está mas pa allá que pa acá...

...nunca me han gustado los payasos

52X Max dijo...

Rorrito es la onda. Sus especiales en el boske de la ciudad y sus anuncios de miburger son de los primeros recuerdos ke tengo.

Me acuerdo tmb de Pee Wee, de Cepillín, Chabelo, Cositas y hasta el tío Gamboín, pero Rorrito tiene un lugar muy especial entre todos ellos.

Ya de grande, siempre ke lo mencionan pienso en una anécdota/leyenda urbana ke me contaron de ese señor y me da mucha risa, pero es solo para adultos, jajaja.

Tapiocadas dijo...

ese rorrito siempre hacia los mismos trucos en las fiestas, pero cuando llegaba era en una volswagen muy colorido

dulce Angélica dijo...

Gracias Kamelie. Busca el artículo en la divago de noviembre, a ver qué te parece. Cheers.