viernes, junio 20

A propósito del curso para fomar Coordinadores de Salas de Lectura
Bibliografía

Mi primer acercamiento a la lectura fue a los 2 o 3 años, con los cuentos que me reinventaba mi madre, donde yo siempre era la protagonista. Después a los 3 o 4 tomaba los libros bastante accesibles de mi casa y sentía que yo leía, porque vea a mi padre estudiar sus libros. Me ponía a inventar historias y hacía que estaba leyendo. Después vendrían las enciclopedias, donde empecé a leer poco a poco todos los cuentos y fábulas españolas del Tesoro de la Juventud, para esto cada que iniciaba el ciclo escolar no tardaba tres días en haberme leído todo el libro de Español y/o lecturas. Recuerdo las fábulas de Esopo y Lilus Kikus (quizá el personaje con el que me llegué a identificar más), fragmentos de El Principito, entre varios más. Visitas a la biblioteca, ferias del libro en el edificio de gobierno, mi profesora Rosa Elena leyéndonos. Después la secundaria donde no había más novedad y lo único que quedaba era leer textos de mi nivel en lo que restaba de las enciclopedias. Preparatoria me mataba con su Juan Salvador Gaviota. En Universidad sentí de nuevo el placer de reecontrarme con la lectura. Mi maestro Raúl me presentó a los escritores latinoamericanos y a la poesía. Genial.

La lectura me ha permitido ser consciente de un mundo más amplio y diverso. Mis autores favoritos: los beats, Burroughs, Poniatowska, Cortázar, Borges. La poesía es el género que más leo, quizá por lo concreto y ambiguo que puede ser un verso.

Leo en mi cama, sola, lecturas que me llegan por casualidad o porque están frente a mi cama desde hace unas buenas semanas. Para compartir la lectura con los sobrinitos en mi cama o en el comedor, cuentos infantiles. Para compartir ciertos descubrimientos en el instante con mi novio en cualquier café, bar o restaurante ya sean fragmentos de libros recién salidos de imprenta, textos sobre libros polémicos y noticias de periódicos.



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