martes, junio 9

El jardín de mi abuela.



Ver a mi abuela invertir más tiempo en la jardinería que en los quehaceres domésticos me inspiró para que apreciara la jardinería. Ella, como muchas otras personas empecinadas por ver algo verde en este desierto, supo dar los cuidados necesarios a las plantas que rodearon mi casa. Mi mamá describía su jardín como "selva". Y en efecto, era una selva en medio del desierto. Los regaños frecuentes era porque trozábamos alguna rama. Jamás podríamos arrancar algo de su jardín sin su permiso. Ella no extrañaba las plantas de su terruño, ya que también era igual de polvoso que esto, Phoenix, Nogales. Pero sí le gustaban las plantas olorosas, raras, coquetas, medicinales, sobrillas, coloridas. Todo su jardín era un vivero. De vez en cuando pasaban señoras y se detenían a identificar y deleitarse con lo que ahí se daba. "¡Qué buena mano tiene Doña Chole!" decían cuando veían las muchas y distintas especies que cohabitaban en nuestro hogar. Traía semillas de sus cortos viajes, intercambiaba esquejes con quien se dejara, visitaba los viveros de la ciudad. Alguna vez en algún vivero que visitamos una señor le dijo que las plantas daban vida y embellecían las casas y como ejemplo nos dijo volteen hacia enfrente y señalando la casa desnuda de ramas dijo: "Esa casa sería muy diferente con unos cuantos arbolitos y plantas".






Cierto que en aquel tiempo veía algunas plantas y me preguntaba qué bonito le veía a esa planta fea. Hoy mi percepción ha cambiado, mucho creo yo, desde entonces. Ahora las plantas son para mí preciosas y lo que antes me disgustaba ahora me parece fascinante. Cada planta tiene su personalidad. Confieso que he adoptado aquellas que me parecen mi alterego y que por el momento evitaré describirlas, este no es precisamente un test de autoidentificación.






Hoy, que tengo mi jardín propio, y pareciera que es un homenaje a las horas de empeño invertidas por mi abuela para revederdecer el desierto mexicalense. Hace años, unas horas antes de decidirme por mi actual profesión, deseé ser Ingeniero Agrónomo y conocer los nombres en latín de las plantas y sus familias, saber de procesos químicos y tener un invernadero. Pero mi familia me alentó a desistir de ese perfil. Aquí cabría decir la frase popular el gusanito lo traigo dentro, es decir, tengo mis inquietudes al respecto y no me quedaré con las manos fuera de la maceta. Por ello, a partir de hoy iniciaré con mi bitácora de jardinería, compartiré con ustedes MI experiencia en cultivar mi jardín. Generalmente me siento desmasiado sola en esto, ya que la información vertida en internet poco tiene que ver con climas como el nuestro: extremadamente cálido. Les advierto que como buena inexperta que soy no sólo les compartiré mis logros, sino mis desaciertos en esto del cuidado de la flora. Tomen lo que necesiten y espero que alguna vez compartan su experiencia. Mexicali es díficil de cultivar, por ello esta será mi bitácora de apredizaje, de caídas y tropiezos, así que so sorry por ustedes plantitas que pudieran ser sacrificadas en el difícil proceso de enseñanza aprendizaje. Ahi les voy.






El gran árbol.






Al adquirir esta casa me di cuenta que los anteriores duños me dejaron plantados dos especies: un árbol y una palmera. De la palmera hablaremos después, fue muy fácil su identificación. Ahora les quiero contar sobre el árbol, ya que estoy muy emocionada porque después de cinco años de búsqueda pude encontrar su nombre. No les miento, busqué en cada libro de indetificación de árboles, horas en la web buscando algún indicio de su nombre. Era como buscarle padre a un niño huérfano. Por poco y lo bautizo como Kamelie Zarzamoranus, pero finalmente hace unos minutos pude encontrar finalmente su nombre gracias a unas fotos de semillas de alguien que también pedía identificar el árbol. Gracias al portal Infojardín, uno de los portales más completos en español, pude saber que mi árbol es: Brachychiton populneum.






Caracteristicas del árbol:






Lo que me gusta:



-Su corteza tiene mucha textura, está algo arrugado, por ello le he puesto ojos y cara para que parezca uno de los árboles que cobran vida.



-Siempre está verde, nunca se le caen de todo las hojas.



-Sus semillas son muy raras. Su caparazón sirve para hacer adornos navideños.



-No necesita podarse, a excepción de que alguna rama roce algún cable de electricidad ya que la fricción podría desgastarlo. También si rosa algún techo, ya que desgasta el cartón de arena.



-La combinación es realmente agradable, el verde o verde claro de sus hojas, nunca intenso hace una agradable combinación con el café parduzco de su tronco.









Lo que no me agrada del todo:



-Tiran muchas hojas en mayo. La semana pasada llené dos bolsas supergrandes de ellas, en una sola barrida.






Cosas curiosas con que me he encontrado:



-Es originario de Australia, donde le llama pica-pica, por el pelaje interior de las cápsulas que cubren a las semillas.



-Brachychiton, palabra proveniente del griego brachys (corto), y chiton (túnica), referiéndose probablemente a la vellosidad corta y densa, irritante al tacto, que cubre las semillas. Populneum, por la semejanza de sus hojas con las de un chopo, género Populus.



- Parece ser que su nombre común es "braquiquito" o "brachichito".



La próxima entrega habalré de: Hibiscus rosa-sinensis

1 comentario:

Elizabeth Sobarzo dijo...

definitivamente te mandare fotos de mi huerto, tengo de todo, hasta chile pimiento, albahaca, muchas cosas, flores, hierbas de cosina.. siiiii

sigue adelante, de aqui yo te ayudo a regar