Derecho y Revés

Y cuando los dos carriles se convierten en uno se supone que pasa el de un lado y después el del otro, y así se deberán entretejer ambos carriles: derecha e izquierda, derecha e izquierda, justo como tengo aquel manojo de estambre con aspiraciones de bufanda. Y si acaso un carro se pega demasiado comunicándote "no-te-voy-a-dejar-pasar" y lo tienes ventana a ventana, pero ya estás cansada de lidiar con la gente pero no te puedes tragar tus palabras de inconformidad, bajas la ventana y dices con voz alta y rotunda: "Se supone que es uno y uno. ¡Tenga amabilidad, CORTESÍA!". No sé qué le causa gracia, creo que no está acostumbrado a que lo regañen. Tampoco puedo ir por la vida regañando a malos conductores, que cada vez, por cierto son más. O quizá sí, ponga una bocinita tipo policía y en vez de un "oríllese a la orilla", sea yo la que critique, corrija y sugiera las maneras de manejar de cada tipo (a). Imagínense la escena: Doña Regañona al volante.

Pero... ¿cuándo adquieres educación vial? Yo pienso que cuando te enseñan a manejar, cuando tu mamá o papá o hermano mayor o quien te enseñara te dice "aquí volteas para todos lados y dices nada por aquí y nada por acá, entonces pasas". Otro poco cuando manejas con otros, y hacen como Gabrielo, que escuchaba a su papá regañar o apurar al resto de los carros desde el silencio de su cabina, como si tuvieran bocinas intercomunicadas, y ahora él repite el mismo patrón hablándole a los autos. Quizá también tenga que ver tu carácer cuando no puedes controlar tu ansiedad, prisa e ignoras toda civilidad y eres un cafre al volante. Pero también influye en el manejar la experiencia, sí... la experiencia de a quien le robas el lugar no sea un conocido tuyo porque eso sí da harta pena, eso dicen.