viernes, enero 25

Fin de semana (anterior)

Como muchos fines de semana, Gabrielo y yo recorremos un ruta más o menos tradicional no sólo en nosotros sino en muchos mexicalenses. Esta vez creíamos que todo iba a ser igual. Me equivocaba.

Llegamos a El Centro por la calle Main, ya que Gabrielo quería llegar a la librería de siempre (Book Nook). La librería está en una zona delimitada arquitectónicamente, que comprende alrededor de cinco cuadras. Ahí hay muchas tienditas, estéticas, tiendas de bicicletas, joyerías, tiendas de telas, muebles de oficina, boutiques. Antes había dos cines, muy antiguos, uno hace pocos años lo derumbaron y en la decada pasada ahí me hice cinéfila.

Generalmente mientras Gabrielo visita la librería y hago lo propio en la tienda de mascotas, la más grande de toda la región, incluyendo el Valle Imperial y el municipio de Mexicali. Por fuera pareciera muy normal, pero tiene un cuarto al fondo, donde están en exhibición y venta un sinumero de especies exóticas, hay como 30 peceras con arañas, camaleones y otros animales dignos de admirar, siempre y cuando el fétido olor no te maree. Ahí he visto una manada de xoloescuicles, perros finísimos (y carísimos) y otros tantos chunches para los reyes de mi hogar.

Pero generalmente visitamos la tienda de antigüedades, ahí hay objetos similares a los que poseía mi abuela en la cocina, loncheras que usamos, collares raros y en genral todo es un descubrimiento, se parece a varios museos que conozco. Ahí es donde conseguí revistas originales de la Hepburn en portada. Me he comprado objetos que jamás de los jamases encontraría en un supemercado o tienda especializada.

Esta vez no entré ni a la tienda de mascotas, ni a la de antigüedades, ya que había verbena. Nos estacionamos en la primer cuadra, única que estaba libre, justo enfrente de una tienda para adultos (cosas 3X), que por cierto también vende revistas y libros comerciales, y que la última vez que entré a la pequeña "librería"-hace años, por cierto- se oían sonidos de-ma-sia-do extraños.

Bien, como tenías prisa por desayunar/comer recorrí rapidísimo la feria, pero al ritmo suficiente como para saber bien a bien lo que había y aprovecharla. Mi corazonada de que encontraría cosas buenas me ayudó. Salí con un buzón en color bronce con un detalle que ninguna Home Depot, Lowes, o Imperial Store me ofrecerían. Dos fresas gigantes cubiertas con chocalate a 75C cada una, mismas que en NYC cuestan 5 dólares. En el puesto de reciclaje me regalaron lápiz, reglita de madera, calacomanías de animalitos chistosos e intersantes folletos sobre como hacer compostas y cosas por el estilo. Había un grupo de rock tocando mientras un groupie quitaba la mesa al pie del escenario, que exhibía grandes latas de chile. Había vendimia de productos agrícolas del valle, cuya venta se iba a beneficio de las escuelas de la localidad. Había venta de tacos de pescado, hotdogs, pancitos, palomitas y otros. Al lado tuyo pasaban niñas y adolescentes tanto con rasgos latinos como anglosajones, con atuendos del folklore mexicano. Daba gusto ver tanta vida en un espacio que generalmente parece desierto.

Ya nos íbamos y puse mi buzón en la cajuela, donde por olvidadiza tenía unas naranjas y mandarinas que se me olvidó dejar en mi casa. Por fortuna el oficial migratorio no me hizo abrir la cajuela sólo tomó la información de mis placas, porque la multa es grande, incluso mi pasaporte hubiera estado en juego.

Nos dirigimos al Denny's. Estaba casi lleno. Llegaron un par de jovencitas ataviadas en sendos trajes de charras. Entraban muy orgullosas junto con sus bolsas Gucci y unas botas bastante gastadas. Se sentaron a una lado de nosotros. Al fondo, estaba una familia joven y el padre portaba una gorra con los tres colores de la bandera, comiendo hotcakes y tomando jugo de nranaja igual que nosotros. Como es común, todavía en El Centro, California, la mayoría de la gente se comunicaba en español.

De ahí nos fuimos a comprar la comida de mi Barbie, a Imperial Store. Como tenía muchos clientes que compraban comida y otras cosas para sus mascotas, ahora abrieron una tienda especial para ello. Era la segunda vez que la visitaba y en esta ocasión, a diferencia de las demás, tenían a varios perros en grandes jaulas en el estacionamiento, mas no estaban a la venta sino en adopción, aquello no era más que el Festival de la Adopción del Perro o algo así. me acerqué a verlos detenidamente y fui la única, entre varias personas que le ladraron los perros.

Después a otras tiendas y el mall de Imperial, donde trabaja mi hermano, y sólo di una vuelta para ver si lo veía, porque perferí descansar en el area de comida mientras inciaba la película: Sweeney Todd. El mall cada vez me parece aburrido.

Fue un día diferente en El Centro, pocas veces hay de estos, cuando me logra soprender el Valle Imperial.

Notas al margen
Todo es "posteable", todo es escriturable. Mientras me daba tiempo a escribir este post, curiosamente Badbit publicaba su crónica de la visita a los mismos lugares que aquí menciono. Les recomiendo leerlo.

1 comentario:

Miguel Lozano dijo...

La gran diferencia es que yo no encontré Book Nook, snif...