jueves, julio 12

El nuevo gobernador

Esta madrugada soñé algo rarísimo. Se anunciaba en ese lugar la inminente llegada del nuevo gobernador. Yo estaba trabajando, era un evento. Entonces el gobernador, sonriente y apresurado, nos saludaba a la vez que gritaba a diestra y siniestra órdenes para que todo llevara su sello personal.







Recuerdo que, recorriendo aquel inmenso lugar cuya arquitectura aún permanece ilógica, nos ubicamos en un salón, del cual salían unas inmensas escalinatas, hacia un primer piso o subterráneo, era todo techado y con algo de sofisticación básica, para aparentar cierto lujo ante el invitado que era el pueblo, así nomás "el pueblo".







-¿Que el anterior gobernador cobraraba en estos eventos? Bah, aquí no, todo el pueblo puede entrar: todo.







Dijo el señor de cabellera oscura, a la vez que su esposa lo correteaba siempre tratando de alcanzarlo, ya que no se quedaba quieto.







Yo iba acompañada de mi abuela (qepd) y ella sólo se quedaba mirando absorta la escena y esperando que me desocupase de tan abrumadora situación. Ella era mi invitada pero yo intuía que no se sentía tan afortunada de serlo. Nunca entendí aquel evento y pensé en retirarme, no sin antes intentar cruzar el primer pasillo que a la vez servía de recepción para entender la estructura de esa actividad. Mi abuela, paciente y discreta, me esperó justo al inicio de la escalinata, mientras yo miraba pequeños panqués y viandas para los comensales, grandes veladoras color crema y muchos arreglos de flores artificiales. No entendía cómo iba a entrar en ese espacio tan reducido todo el pueblo al que ese señor había convocado. Sin embargo, me di cuenta que empezaron a llegar los invitados y cobrarban, y muy caro. Decidí retirarme con mi abuela. En eso vuelve otra vez el señor gobernador, con su vestimenta de siempre, y dice (no sé si dirigiéndose a mí, a nosotras o al aire): "Tengo que ir a otro evento" y eso significaba que me tenía que subir con él y con su ojiverde esposa a su camioneta. Eso hicimos.







Nos bajamos en un espacio al aire libre, parecían canchas de basketbol. Y preguntó de nuevo:







-¿Qué hacía el otro gobernador en cuestión musical?







Le respondí que hacía Tardes de Danzón a las personas de la tercera edad. Y él dijo:







-Pues aquí nosotros vamos a ofrecer danzón y salsa. Y se va a hacer para todas las personas. Serán eventos de salsa y danzón para toda la gente, multitudinario, que se llene esta plaza.







Y en eso me voy sacada de onda pensando el la trascenedencia de su propuesta. En eso me encuentro a mi amigo Ramón y me dice que ya empezaron a grabar los discos del Proyecto Rockola y que por ahí le dijeron que estaba mal todo, que para empezar las bocinas explotaron a los grupos y muchas cosas más. Le dije que ya sabía a qué se refería, ya que al único que están grabando por el momento es al Tícher del rock. Y me terminé de agüitar mucho, muchísimo. Estaba tristísima. Y así me levanté.

1 comentario:

52X Max dijo...

esa pelicula ya la vi, luego llega alguien y le ofrece un traje nuevo, hecho de una tela magica, no??