martes, diciembre 13

¡Malditos ratas!



Hoy, como de costumbre, salí a darle su paseo vespertirno a la Barbie Schanuzer Mora, o sea, a mi mascotita la perrita. Bien pues al salir de casa, como que noto que algo está raro o está mal, y veo el piso y me visualizo regresando y limpiándome los zaptos de las graciosidades de mi perrita en el....¡¿qué?????!¿dónde está? ¿quién se llevó el tapete?! Pues si queridos amigos: el tapetito había sido secuestrado. Volteo hacia atrás y le digo a mi hermana ¿hey, y el tapete? ¿lo cambiaste o se lo robaron? y así supusimos que quizá se lo robaron o algún miembro ausente de la famlia lo tomó prestado para usarlo en la escenografía de alguna posada, pero eso era menos improbable porque generalmente en las posadas no usan tapetes, sino paja o algo así. Tampoco lo quitaron para limpiar, porque estaba muy empolvado ese pedazo de la entrada y pues quitarlo para lavarlo sin limpiar la entrada pues no tiene chiste. Depués de una largísima faena investigativa confirmamos la primer hipótesis: el tapete había sido llevado por algún amante de lo ajeno, así, por increíble que parezca y a plena luz del día.

El tapete estaba bonito y ya había recibido sus respectivos chuleos, primero por mí, al reconocerle a mi mamá que esta vez sí le atinó a escogerlo: grande, práctico, bonito y con unos reflejos diamantinos muy fashion; después Gabriel, quién también le gradó y quién sabe cuantos invitados más en su corta vida de dos meses.

Ahora que recuerdo, hasta el cordón de la etiqueta tenía. Malditos...

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