jueves, septiembre 22

A una casa abandonada
quiero entrar

A una bodega de polvo
donde el eco de mi voz
aún se escuche

Donde las risas de niñas
también se esconden

Quiero entrar
al cajete de los pinos
a la cama del segundo piso

Quiero correr
por el patio de mil metros
y el declive del portal

En el techo el ladrillo
como en cuadro va pintado
una historia sin terminar

Cada almohada del sofá
convirténdose en gimnasio

Cada libro del estante
transformándose en un cuento
de princesas y de sapos

Quiero ver
el columpio del invierno
que se mece con la abuela detrás

Y escuchar el viento suave
que susurra este nombre
y voletar creyendo que es a mí
a quién llama

3 comentarios:

Mario dijo...

Si, estoy de acuerdo con el comentario anterior.

Kamelie dijo...

Creo que le escribiré un poema al cigarro, como una vez lo hizo mi amiga Ale Ponce, para ver si así me pelan, buuuuuaaaa!!!

avedeeo dijo...

jaja