A una casa abandonada
quiero entrar
A una bodega de polvo
donde el eco de mi voz
aún se escuche
Donde las risas de niñas
también se esconden
Quiero entrar
al cajete de los pinos
a la cama del segundo piso
Quiero correr
por el patio de mil metros
y el declive del portal
En el techo el ladrillo
como en cuadro va pintado
una historia sin terminar
Cada almohada del sofá
convirténdose en gimnasio
Cada libro del estante
transformándose en un cuento
de princesas y de sapos
Quiero ver
el columpio del invierno
que se mece con la abuela detrás
Y escuchar el viento suave
que susurra este nombre
y voletar creyendo que es a mí
a quién llama
jueves, septiembre 22
Y la culpa la tiene Kamelie a la/s 7:54 a.m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
Si, estoy de acuerdo con el comentario anterior.
Creo que le escribiré un poema al cigarro, como una vez lo hizo mi amiga Ale Ponce, para ver si así me pelan, buuuuuaaaa!!!
jaja
Publicar un comentario