jueves, enero 23

Pedro y Lola ven pasar el desfile de la Ford

Ayer se presentaba Edward Coward y sus faunos en un ejido de Mexicali, dónde quizá nació un escritor que se dice tijuanense. Íbamos por López Mateos dispuestos y emocionados porque íríamos a cruzar el nuevo paso a desnivel bautizado popularmente con el nombre de Aleluya porque, según dicen, al señor encargado de obras públicas cuando le solicitaban fecha de término de la obra siempre decía: "se concluirá cuando dios quiera" (!), lo inauguró el obispo, sin palabras... Bueno, regresando a la López Mateos pues pensábamos que el desfile de patrullas era para celebrar que andan de estreno. Conté quince, ya que no iban muy de prisa y con más razón creímos que andaban enseñando las plumas. Habían robado el banco de la zona, un bital que había visitado hacía 40 min. Qué lástima, me perdí la escena. Después varios compañeros de trabajo nos contarían su aventura tanto adentro como afuera.

Pedro y Lola se presentaron entre tierra y polvo y polvo y polvo. Ahora más que nunca me sentí Lola.

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