En mis tiempos de estudiante teníamos que hacer una práctica en una clase la cual consistía en aplicar encuestan en alguna organización. Así que acudí a aplicarlas al lugar en el cual me imaginaba trabajar, se me hacía interesante y conocía a uno de los subdirectores. Le pedí permiso y me canalizó con una persna quien me autorizó y así pude dar incio a mi tarea. La gran mayoría de la gente me ayudaba a contestar el cuestionario, otros no, ya que no era obligatorio. Como soy muy rpáctica quise terminar ese día, pero desgraciadamente no pude y regresé al siguiente para darle fin a esa estapa de campo y aplicar el resto de los cuestionarios. Ya casi para concluir, un tipo alto se acerca a mí, no era mucho más grande que yo pero se miraba pedante con un saco que usaba en una ciudad donde nadie casi lo porta. Me preguntó secamente que si yo era quien estaba aplicando esas encuestas y le dije que sí. me hizo pasar a su oficina inetmepstuasamente. Ya en su pequeñísima oficina, se sentó en su escritorio y me dijo que quedaba suspendida estos cuestionarios ya que él no había en ningún modo autorizado su aplicación. No quise armar nungún problema y sólo me limité a decir que sí tenía la autorización y de uno de los subdirectores. El se puso furibundo y me pidió el nombre de mi maestra. Frente a mí le marcó y en eso escucho que me estaba reportando y quejándose de mí por lo que ya no me interesó saber más de su opinión, total para esas alturas ya tenía lo que quería. Mientras detenía su auricular quiso detenerme, me dijo "No, no te vayas", "Sí, me voy, al cabo que las encuestas ya las tengo" le dije con una sonrisa de oreja oreja, eso sí muy irónica, rasgo que a veces es muy difícil ocultármelo.
Salí de esa oficina muy tranquila, aunque algo descepcionada de los colegas (estudiamos lo mismo), porque se supone que nos debemos apoyar no poner trabas. Creo que la maestra en su clase me alcanzó a comentar algo, apenas como mera información. No pasó a mayores, no tenía porque pasar.
Hoy los diarios me recordaron su existencia. El tipo trató de matar a su esposa, para quitarle los niños. La apuñalo y huyó, pero finalmente se entregó. Muchos se han sorprendido porque "se miraba muy normal". "Es un homónimo" dijeron los que lo conocían. Creo que fui la única que no dudó de que fuera él, un tipo déspota y alzado.
Desde aquel día lo seguí tratando como educadamente mi madre me ha enseñado a saludar a toditita la gente, léase "bien" (aunque a veces hago que se me olvide esta enseñanza absurda).
Después él ya no laboró en esa organización, yo fui contratada ahí y este marzo cumpliré 10 años trabajando. El subdirector que me dio permiso, Eduardo Arellano, falleció hace algunos años. Y él, me pareció siempre un tipo nefasto, aunque hoy, precisamente hoy medio mundo piense que el periódico se eqivocó.
miércoles, enero 2
De esos tipos nefastos...
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1 comentario:
pin*** gente doble cara... yo soy de los que no me dejo con esas actitudes... aunque no te creas, lo que hago es inmediatamente ir con su superior, jaja, utilizando al sistema!!!!
Saludos y Japi niu yir
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