Crónicas de la garita: ¡Pa´delante mi negro!

Eran los días en que tenía aún mucha euforia por haber ido al concierto del grupo Compay Segundo. En mi carro traía un disco de Compay, entre varios de otros géneros musicales. La fila para cruzar a los EUA ese sábado de septiembre duró mucho más que lo habitual, y el calor aún se sentía muy fuerte a pesar que faltaban varios minutos para el mediodía. No me perdonaba haberme levantado un poco tarde para esquivar las largas filas. Mi único consuelo era seguir disfrutando a Macusa, Saludo Compay, Baja la olla, entre otras tantas. El cedé dio dos vueltas completitas.

Ya estabamos alucinando cuando Gabriel y yo casi llegábamos a revisión. Por calar nuestra suerte cambié intempestivamente de fila a una que de repente daba la sensación de ser inmóvil, como el asfalto que ardía bajo el carro. Y digo que alucinábamos porque ya no nos daba tristeza, ni coraje, ni desesperación, ni calor, sino que nos atacó una risa al ver aplicada la "Ley de Murphy" a nuestra espera. En eso, a un carro de distancia empieza el cidíplaier a tocar un son con bastante ritmo y sabor, mientras volteo a ver al oficial que casi termina su revisión cajuelera, morenazo, afroamericano él, o negro para que se lea menos políticamente correcto, y en eso grito para nosotros con acento cubano "¡Pa´delante mi negro!" mientras nos moríamos de la risa en el microcosmos caribeño que estábamos construyendo. Seriamente el oficial preguntó lo obligado y revisó la cajuela, cosa que, la verdad nada nos sorprendió. Finalmente salimos rumbo a El Centro, California, eso sí, con una sonrisa de oreja a oreja, como si estuviéramos en plena Habana.